sábado, 18 de julio de 2009

Justificación


  Nunca me ha cabido la menor duda, en mis casi 45 años de edad, que la libertad es una conquista, primero individual y sumado a otras islas, colectiva. Robo en la Casa de la Moneda no es más que la historia (pequeña historia) de una gran mentira, en la que una vez más a través de los tiempos, el poderoso, utilizando las reglas y los medios a su antojo, consigue (truco de magia) que lo blanco sea negro y lo negro blanco.

  Pese a todo, ni lo blanco deja de ser blanco, ni lo negro, negro, porque el ser es, lo que la cosa es, a pesar de sus posibles cambios de apariencia y estado y así, mientras la mentira tiende a ser olvidadiza, la verdad anda siempre gritando. Desde aquí, mi más sentida solidaridad con las víctimas del 11 M.